Cuerpo y alma
La razón me distancia de ti,
pero el sentido me adhiere a tu costado
como la hiedra al muro;
y sin embargo admito que la razón
ha sido quien te anexó a mi vida,
por quien en ti perduro.
Eres más que una idea,
pero no te percibo
sino como una sombra,
grácil e inaccesible;
sombra que se me acerca
con aire fugitivo,
y como aire se pierde,
como sueño imposible.
Y a pesar de ser sombra,
y a pesar de ser sueño,
y a pesar de ser aire,
te acarician mis manos;
una caricia suave,
que muere en el empeño,
porque aire, sueño y sombra
se perfilan lejanos.
¿Por qué te siente el cuerpo tan cerca,
si la mente tan remota te sabe,
tan fuera de mi tacto?
¿Y por qué el mismo cuerpo
te reconoce ausente,
si la mente establece
su intangible contacto?
Qué triste paradoja,
qué absurda coyuntura,
qué condena se impone
la condición humana,
dividida en la busca
de su propia ventura,
y en la perenne espera
de que vendrá mañana.
Fco. Alvarez Hidalgo
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