miércoles, julio 19, 2006

LA VERDAD Y LA HUMILDAD
La verdad es luz y es vida, por ello, la verdad, para el cristiano, antes que ser una doctrina, es la Persona de Cristo... "Yo soy la Luz del mundo".... "Yo soy la Verdad".
La verdad realmente no se posee, nos posee, nos invade, nos arrastra hacia adelante... Nunca se tiene entera.
No son poseìdos por la verdad sino los humildes, los que tienen la virtud de considerarse tal y como son, ni màs ni menos.
Rebajarse o ensalzarse es perder la humildad, esta es, por excelencia, la virtud de la verdad.
Hay que decir la verdad, toda la verdad y nada màs que la verdad... y hay que atreverse a decirla con amor, es decir, sin añadirle el placer de hacer daño. La verdad cierra la puerta a la comprensiòn de los oyentes y es rechazada cuando quien la dice trata de imponerla por la fuerza, de aplastar a los demàs con sus verdades, cuando su orgullo por la verdad es muy superior a la verdad misma, cuando las expresa sin el suficiente amor.
La postura de los hombres ante la verdad hace que unos sean individuos instalados en las verdades que adquirieron y que han permanecido inconmovibles y que otros actúen como peregrinos en busca continua de la verdad.
Los que buscan la verad van solos... La senda es demasiado estrecha para llevar compañía.
A la verdad sòlo se la debe tomar en serio cuando aquel que la dice se ha vuelto con ella verdaderamente feliz.
Una mentira hace sospechosa toda la verdad, y puede correr durante mucho tiempo, pero la verdad finalmente la alcanza.
Con acierto se ha dicho... "se puede engañar a todos algùn tiempo y a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo"
Debemos esmerarnos por lograr la autenticidad... Autenticidad es la adecuaciòn entre lo que sentimos y pensamos, entre lo que decimos y hacemos y entre lo que "debemos" decir y hacer.
Hagamos crecer en los niños el amor por la verdad... Sepamos premiar su sinceridad.

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