jueves, julio 14, 2011


El temor



Temía estar sola hasta que aprendí a disfrutar de mi propia compañía.

 

Temía fracasar y me di cuenta que es la mejor oportunidad para aprender.

 

Temía a lo que opinaran los demás y reconocí que lo importante es mi opinión acerca de mí misma.

 

Temía la ingratitud y encontré que el dar era mi regalo.

 

Temía que me rechazaran y reconocí que la mayoría de los rechazos están en mi propia exageración.

 

Temía el dolor hasta que aprendí que yo podía retenerlo o soltarlo.

 

Temía a la verdad y descubrí en ella la oportunidad de liberarme.

 

Temía a la muerte hasta que aprendí a vivir con plenitud cada instante.

 

Temía al resentimiento hasta que me di cuenta que es a mí a quien hace daño.

 

Temía el ridículo hasta que aprendí a reírme de mí misma.

 

Temía envejecer hasta que encontré que cada estación tiene su encanto.

 

Temía al pasado hasta que reconocí que todo fue perfecto.

 

Temía al cambio hasta que encontré que en él estaban mis tesoros del futuro.

 

Reconoce que el temor siempre estará para recordarte que tú sabes ser más grande que tus sombras, como muchas veces lo has sido.

 

Hay veces que nos suceden cosas que nos dejan tambaleantes, como si la tierra estuviera sacudiéndose, pero la confianza de que Dios te lleva de la mano, aleja de ti todo temor.

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